enero 13, 2012

El amor tocó a mi puerta

Estaba recostado en el sofá, sin nada que hacer, rascandome los huevos y comiendo cheetos.
Todo el departamento era un asco, a mi me importaba un carajo si comía en los platos sucios que llevaban así una semana.
Creí escuchar unos pasos fuera del departamento, me asomé por la ventana de la cocina.
El día anterior había llegado un correo diciéndome que iría y yo lo había olvidado completamente. Ahora estaba ahí buscandome justo como le había pasado a mi padre y a su padre antes de él.
Era el amor que tocaba a mi puerta con esa enorme erección entre sus piernas, listo para eyacular esa viscosa responsabilidad sobre mi, pero yo no permitiría que entrara a mi departamento y acabara con el caos que ahí reinaba.
Así que tomé un cuchillo del lavaplatos, abrí un poco la ventana y le grité: "Hey pendejo, largate de aquí si no quieres que te apuñale los ojos".
Inmediatamente volteo con esa sonrisa exagerada que a mi tanto me molestaba y me tiró un beso.
Cerré las persianas de golpe y corrí hacia mi cuarto en busca de la escopeta recortada que ocultaba bajo mi almohada a causa de la inseguridad en mi ciudad causada por el narco.
Alguien tocaba a mi ventana cubierta con periódicos; cuando arranqué los periódicos, vi ese rostro de la depresión, demacrado, con ojeras y una enorme barba.
Cargué la escopeta y antes de que pudiera darse cuenta le suministré una sobredosis de plomo y pólvora entre ceja y ceja.
"Al fin y al cabo ya estabas muerta" le dije, al mismo tiempo que golpea a su cabeza contra el suelo.
Sentí un alivio inmediato.
El amor estaba a mis espaldas sonriendo con los ojos bien abiertos mirandome con lo opuesto a la vergüenza. Aun tenia la erección entre sus piernas, siempre la tiene.
Me bajó los pantalones y me puso de perrito, todo fue tan rápido, no tuve tiempo de reaccionar, así es el amor.
Saco su enorme verga cursi del pantalón, me tomó de la mano y me penetró hasta el corazón donde eyaculó felicidad con brillantina. Estaba perdido para siempre.
Después de el sexo sin protección (justo como es el amor), me abrazó mientras se fumaba un cigarro, no había duda de que era el verdadero amor, justo como en las sucias películas francesas.
Después nos sentamos a la mesa, destapé una botella de vino, prendí unas velas ( tal vez no por romántico sino porque no había pagado el recibo de la luz) y conversamos acerca de temas que a muchos les parecerían estúpidos. Reímos hasta llorar y conocí ese silencio incomodo que tantos poemas ha inspirado.
Después de la velada dejé que el amor me cortara el cabello. Me dijo que la noche era hermosa, que deberíamos salir a dar un paseo, yo acepté.Salimos por la puerta tomados de la mano y, efectivamente la noche era hermosa con un cielo estrellado y una luna llena afrodisíaca. Caminamos unas cuadras, me tomó en sus brazos y me subió a algo que parecía un carro con forma de cisne. La noche era hermosa para mancomunar los bienes.

¿Que mas puedo decir?
Todos son gay.

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